Neil Young, en la atalaya de los días, funde ternura y rabia política en 'Talkin to the trees'
- Radio Crónica Folk Musical
- 14 jun
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El cantautor entrega un álbum en el que combina el recogimiento folk-rock y la crudeza garajera con agradecimientos a la vida y a la madre Tierra e invectivas contra los políticos y Elon Musk: "Si eres fascista, cómprate un Tesla"
Neil Young se acerca a la provecta edad de 80 años (el próximo 12 de noviembre) en un estado de hiperactividad editorial, asegurándose de que su legado queda bien fijado y ordenado (todos esos rescates de álbumes perdidos), testificando su presente con mimo (el reciente documental y disco en directo 'Coastal') y suministrando en paralelo un goteo de discos con canciones de estreno. Tras el muy apacible 'World record' (2022), llega ahora 'Talkin to the trees', un álbum en el que se debate entre la dulzura y la ira, las loas a la madre Tierra y el señalamiento de las miserias mundanas.
Si en aquel disco le arropó Crazy Horse, esta vez cuenta con una banda llamada Chrome Hearts (ambas comparten iniciales), que consiste en una remodelación de Promise of the Real (sus cómplices entre 2014 y 2019) en la que Lukas Nelson cede su plaza a Spooner Oldham. Él es un organista de currículo legendario (ahí está la balada soul 'When a man loves a woman', de Percy Sledge) que entró en su órbita en 'Harvest moon' (1992). Siguen ahí Micah Nelson, Corey McCormick y Anthony LoGerfo, y con ese equipo cobra forma un álbum que los seguidores de Young podrán disfrutar porque su saber hacer y su personalidad siguen teniendo un poder magnético, aunque no se trate de una obra capital.
Guiño a Bob Dylan
Hay un Neil Young contemplativo, absorto en sus cavilaciones, que se expresa en el tema titular, un medio tiempo de guitarras acústicas, donde lo vemos comprando alimentos a los granjeros y oyendo el canto del gallo, "pensando en Bob [Dylan], en todas las canciones que cantaba" y "esperando que el mundo cambie". El tono del álbum es más bien de recogimiento anímico y de disfrute de las cosas más cercanas, ya sea el entorno humano (en 'Family tree' dice tener "la mejor esposa") o la madre naturaleza (en 'Thankful' suspira por una vida larga y por poder trascenderla: "Si pudiésemos quedarnos aquí un poco más / Si pudiésemos abrir la puerta del cielo"). Pero aflora también el inconformismo político en 'Big change', donde las guitarras relinchan al viejo estilo, al grito del "gran cambio" que presumiblemente "se avecina", y en la galopante 'Let’s roll again', donde Young pide a la industria automovilística estadounidense que fabrique vehículos de energía limpia y suelta a bocajarro: "Si eres fascista, cómprate un Tesla".

Esta canción se sustenta en un ciclo de armonías parecido al del clásico folk 'This land is your land', como también la anterior, 'Silver eagle', insinuando un acomodo compositivo, cuando no cierta pereza. Hay más juego musical en el torbellino garajero 'Darm mirage', tema enraizado en una agria discusión con su hija Amber Jean, y en la apaciguadora 'Bottle of love'. Es Neil Young en la atalaya de los días, tras casi 60 años haciendo discos, y tal vez sería poco razonable pedir más. Jordi Bianciotto
Fuente: La Provincia
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